En el sorteo de esta alegría
portando gaviotas,
tronchando hileras de nostalgia
como bosques indolentes,
tu mirada volvió con la marea.
Qué memoria la de mis oídos
descifrando los rumores
del abuso de tu ausencia,
envuelta en las tintorerías de tu soledad.
Has vuelto,
y es nuestro deber
informar de estos besos
a los radioperiódicos de los pájaros,
a los murciélagos de la oscuridad,
a los sistemas combinados de las ballenas.
Ofrezcamos esta primicia a la luna,
a sus secretos códigos de ensueño.
Han sido tantas jornadas de espera,
de enérgicos disgustos con el alba,
de acaloradas protestas al viento de la tarde,
de rupturas inminentes con el arco iris
y el enjambre de sus colores.
Yo que le quité el habla a las mariposas,
también fui capaz una noche
de romper mis compromisos con la esperanza
arrastrándome hasta el futuro de la nada.
Por eso ahora, amiga de mi amor,
tuerce mis desagravios al Universo,
y con la potestad de este reencuentro
predícele al olvido la ruina de su aurora.