Yo cantaré de amor tan dulcemente
el rato que me hurtare a sus dolores
que el pecho que jamás sintió de amores
empiece a confesar que amores siente.
Verá como no hay dicha permanente
debajo de los cielos superiores,
y que las dichas altas o menores
imitan en el suelo su corriente.
Verá que, ni en amar, alguno alcanza
firmeza (aunque la tenga en el tormento
de idolatrar un mármol con belleza).
Porque, si todo amor es esperanza
y la esperanza es vínculo del viento,
¿quién puede amar seguro en su firmeza?