A Eduardo
…¿quién, qué hombre o qué dios puede, ha podido,
podrá decirme a mí qué es mi vida y
mi muerte, qué no es?…
Juan Ramón Jiménez
La luz sube en oleadas
vagido
en lo callado inmenso del nombre
mortal y sola en su errancia
la traspasada palabra
a tientas
la oficiante
vieja madre cómplice
intercede
Ay convocada
nocturna
como un charco de miedo
Con tus ojos de viuda
abriéndote en tu hambre
te clavas en lo extenuante del amor
y la noche temblando con todas sus ramas
se arrodilla ante el abismo
me cubre helada como una lágrima
y caemos por la misma pendiente
cómplices
Ábreme con tu saliva
empújate hasta mi hondura hasta el desamparo
recíbeme como si fuese un puñado de tierra
tránsito yo misma
Las palabras
brevísimas húmedas
rozan la superficie
como una serpiente
y la voz sabe que no sabe
Avalancha de hojas
y su lamento seco y rojo
el río se inclina
hacia su sed
el tiempo va más aprisa que yo
la noche se desgaja
toco tu desnudez de agua
y ella grita dentro del grito
Entré al lugar éntreme huérfana
¿dónde están las palabras por qué no comparecen
por qué no me socorren?
de súbito
la luz en el vértigo
del Hades
queda el agua como un cilicio
cavando en su violencia
y no tengo voz para decirlo
Todavía estoy dentro de la luz
pero eres tú la que ha de decirme
tú la palabra vacía la que guarda el nombre
Desbordada luz
en la confluencia de los sueños
anegándose en el corazón
Absuelta luz
en la extensión del instante
Luz sola sin más
desasida
mínima en su raíz
Quebrada luz áspera
detenida en su grito
temblando entre las manos
y dije tu nombre
y el lugar era de aire
y la palabra
la presa
en la desolación de la fe
y la palabra cierva
en la amplitud del silencio
se desploma
dócil en su infinita contradicción
en su misericordia
y el corazón se cierra
y el corazón se abre
deslumbrado
Quietísima luz
apenas polvo
¿eres tú la que habita el nombre?
¿tú la que irrumpes?
el peso de la Pythia
en la conciencia
balbuceando
me cierno en círculos como un halcón
segada luz
en su deslumbramiento
flujo y reflujo de los años vestales
aquí adentro la luz se derrama
y la palabra cruza el umbral
y me llené la boca de tierra
para callar a las palabras