…les bords, il fallait le reconnaître, commençaient à
se dessécher… « La bacchantes » :
Maurice de Guérin
¡Qué dulcemente va cayendo tu belleza!
Otoño pleno desordena la armonía
de tu pecho; y, en plástica oleada de triteza,
el mar de tu alma alza tu cuerpo de elegía.
Hueles a acacia mustia. A veces, nubla un manto
tus ojos de poniente; y, en avara demencia,
recorrer, cada instante, el decaído encanto
– ¡magnolia, azucenón! – de tu rubia opulencia.
Pero la permanencia vaga de tu ruina,
bello como un crepúsculo reflejo de una gloria,
da al amor que a ti vuelve, cual una golondrina
al nido, un goce lento, largo, como tu historia.