He vislumbrado el cielo en esta tierra.
Alonso Pérez de Salazar
Flotan acelgas en el caldo acedo.
Llueve
y el agua levanta una nube de insectos y de polvo.
En el adentro, la música de Monteverdi
(Vespro della Beata Vergine)
me abre la puerta del ciberespacio.
La nube de insectos me lleva al lugar. Es 1290.
En esa animación aparece Beatriz,
construye una catedral para su siglo.
En el ala izquierda,
un rosetón con la imagen de María,
niña santa.
La horizontal del monitor se agita,
algo parece abrirse en los vendajes de los cielos.
Allí flota la núbil Beatriz
con su pálido rostro de enfermera,
sonríe arrullada en el quirófano celeste.
Un albañil subido en el andamio
dibuja a Dios azul y afeminado.
RESET
Flotan acelgas en el caldo acedo.
En el ala derecha del monitor se lee un juicio:
‘Notad qué cosa tan grande es ésta. La Edad Media
no era un mundo artístico. La religión era misticismo;
la filosofía, escolástica; la primera excomulgaba
al arte, quemaba las imágenes, avanzaba a los
espíritus a desasirse de lo real.
La otra vivía de abstracciones y…’
RESET
Flotan acelgas en el caldo acedo.
Muerte villana, enemiga de la piedad,
madre antigua del dolor…
(marte villana, di pietá nemica)
¡Ah, musas! Si tan sólo hablaseis por mí.
Abridme ríos de navegación,
venid en mi ayuda.