El país no existe.
Después de quince años la calle natal había cambiado de nombre y las casas no sólo eran otras sino que ni siquiera conservaban sus números catastrales.
Sólo la ajada fotografía de mamá con trenzas y el abuelo a su lado, existe.
Mamá no peina trenzas y el abuelo murió hace cuarenta años.