Señora, flor de azucena,
claro viso angelical,
vuestro amor me da gran pena.
Muchas en Extremadura
vos han gran envidia pura,
de cuantas han hermosura:
dubdo mucho si fue tal
en su tiempo Policena.
Fizo vos Dios delicada,
honesta, bien enseñada:
vuestra color matizada
más que rosa del rosal,
me tormenta e desordena.
Donaire, gracioso brío,
es todo vuestro atavío,
linda flor, deleite mío;
yo vos fui siempre leal
más que fue Paris a Elena.
Vuestra vista deleitosa
más que lirio nin que rosa
me conquista, pues non osa
mi corazón decir cuál
es quien así lo enajena.
Complida de noble aseo,
cuando vuestra imagen veo,
otro placer non desseo
sinon sofrir bien o mal,
andando en vuestra cadena.
Non me basta más mi seso,
pláceme ser vuestro preso;
señora, por ende beso
vuestras manos de cristal,
clara luna en mayo llena.