Si el corazón de un verdadero amante,
y un continuo morir por contentaros,
y un extender mi alma en desearos,
y un encogerme, si os estoy delante;
y si un penar con un sufrir constante,
satisfecho y contento con miraros,
y un derramar mis pasos por buscaros,
preguntando por vos a cada instante;
y si un tener mi razonar compuesto,
en hablándoos, sin más, luego turbarme,
con un grande embarazo y desvarío,
los accidentes son que han de llevarme
con público pregón a morir presto,
la culpa es vuestra y el dolor es mío.