I
Érase un principito en Dinamarca
que hablaba con los aires de un monarca.
Una noche en la cama
le susurró a su dama
y se entronó señor de Dinamarca.
II
Había un dulce rey de Dinamarca
harto de la ambición del oligarca.
Acarició a una dama
al ras de la retama
y la hizo emperatriz de Dinamarca.
III
La loca majestad de Dinamarca
quiso como Nerón dejar su marca.
Pero su fría dama
le sofocó la llama
y hundió en el Mar del Norte a Dinamarca.
IV
Cuentan de un rey-poeta en Dinamarca
que dijo ir hasta el Ártico en su barca.
Oyendo que lo llama
solícita su dama
volviose a nado presto a Dinamarca.
V
Hubo un fatuo señor de Dinamarca
con miles de tesoros en el arca.
Pero rió su dama
de su fingida fama
y ya no fue señor de Dinamarca.
The Rest is silence
Digo que la prisión está en el alma.
La mente sí es la cáscara de nuez
donde hacen sus apuestas los gusanos.
Porque la podredumbre en Dinamarca
es óxido de espera. Pretender
de la palabra el acto.