In sé crede e nel vero chi dispera?
Giuseppe Ungaretti
Esta es la hora más difícil. La hora en que el celaje
está incubando tu presencia sin que pueda tocarla.
A veces, ahora lo sabes, imploro en la distancia
con el título de una balada de Brel.
Y me quisiera ir, clara la noche respirable,
hacia el milagro en ti evocado
sin que el día acabe en aquel temblor.
Pienso en Turner: el tren llega o parte,
pero nada, nadie se va.
No muy lejos de aquí tal vez sucede
que un poco de lluvia
vuele y te halle en un café o en la calle.
¿Y si es la misma lluvia
que hace poco ha mojado mi rostro?
¿Habrá que creer entonces en el acaso
o es sólo deseo, igual al que acerca
los labios a las ansias del otro?
Yo, como tú, también ansío la certeza.
Pero algo nos lleva de lo que dura a lo que pasa.
Lo adviertes, lo palpas, lo descubres
en el vello, en la laringe, en el abdomen.
No es tan atroz, tan alarmante
si crees en ti, como yo creo, y no desesperas,
si sabes que somos sustancia liberada
por explosiones de quásares, polvo
de estrellas, vida
que esplende, que está ahí, que ocurre.