¡Ven! En la pradera en flor,
suena una flauta invisible…
El canto más apacible
es el canto del pastor.
Un hálito fresco y suave
riza la onda de cristal…
La música más jovial
es la música del ave.
¡Que la sombra del dolor
no nuble tu faz radiante!
El himno más palpitante
es el himno del amor.
Versión de Salvador Díaz Mirón