VILLANCICO DE LAS MANOS VACÍAS

Yo tenía
tanta rosa de alegría,
tanto lirio de pasión,
que entre mano y corazón
el Niño no me cabía…

Dejé la rosa primero.
Con una mano vacía
– noche clara y alba fría –
me eché a andar por el sendero.

Dejé los lirios después.
Libre de mentiras bellas,
me eché a andar tras las estrellas
con sangre y nieve en los pies.

Y sin aquella alegría,
pero con otra ilusión,
llena la mano y vacía,
cómo Jesús me cabía
– ¡y cómo me sonreía! –
entre mano y corazón