1
De nuevo llueve y lunas
se suceden: el ara
en la espera se moja,
de hiedra se recubre,
de líquenes se llena
en la espera del fuego
ritual que era suyo.
2
Se repiten los soles,
calcinanse las yerbas
alrededor del fuego
ritual que, sin ara,
se purifica solo,
quema tiempo en la espera
del ara que era suya.
3
El ara se lamenta:
«Fuego, ¿por qué no vienes,
«por qué sólo consumes
«lentos atardeceres
«y destilas silencio?
«Necesito tus llamas
«aunque cegase el humo:
«sin tu sagrada lengua
«el sacrificio es vano.
4
Se justifica el fuego:
«Ara, calla, no es digna
«la piedra que otro fuego
«ha encendido, ni digno
«seré de sacrificio
«si no quemo el escombro
«de otras aras extrañas
«mi soledad templando.
5
El ara es pozo, el fuego
es arroyo: se seca
el lodo rojo; estanque
que refleja la tarde
lo que era torrente
en busca subterránea.
6
Es mina el pozo. es pico
el torrente de fuego.
7
Fue el tiempo necesario.
preciso fue el trabajo,
la fragua para el hierro,
para la greda el agua.
8
Herramientas abierta
la galería encontraron:
ajenas herramientas
donde la veta pura
inerte se ofrecía.
9
(El hierro se empeñaba
en canteras inútiles.
en falsos minerales
y mentidos filones)
10
Matente mina, pozo,
galería mantente,
ara, espera: algún día
el fuego, el hierro, el fuego
arroyará tu boca
y el lodo rojo, entonces,
dejará de ser polvo.