te impones que su antorcha joven prenda en tus versos
la materia danzando su designio de gracia
y lo tomen por faro náufragos de la vida
aunque ya no responda ni su sombra a su sombra
y aun sabiendo que nunca podrán imaginar
la enigmática luz tan rubia de su cuerpo
porque nunca regresa
ni siquiera en un dios