Yo quisiera contarlo como una triste historia,
pero ya no es posible.
El tiempo cicatriza con días las heridas;
tal vez esté olvidado como olvida el muchacho
la reciente caída.
A veces, el recuerdo me acerca aquella angustia,
impidiendo que aspire a raudales la vida.
Es un algo enojoso esa cortante arista
que roza mi alegría.
Si pudiera contarlo con palabras precisas,
decir: «Fue justo de este modo…»,
«Comenzó en tales días…»
Pero ya no es posible,
¡se olvida tan aprisa!