Otra vez primavera por los parques de siempre.
Volvemos a encontrarnos con la fecha de entonces
borrándole al olvido aquel punto y aparte.
A buscarme saliste con temor de mi ausencia
y yo estaba arropada en el ayer tan nuestro
que casi me rozaba tu mano al extenderse.
Ya es hora de ponernos en orden las preguntas.
Sabemos en lo justo con Dios en la mirada,
tendiéndonos un puente por el pulso y la sangre.
Puedes pedirme el agua para tu sed antigua,
ofrecerme el descanso de tu pecho intranquilo
y tierra de tu tierra en este breve plazo.
Yo te sueño tan alto por volarme a tu cima,
porque sólo en la altura insisto en encontrarte
repartiéndonos nubes y el paisaje del viento.