5 de junio de Concha Lagos

Te lo escribo en voz baja desde un 5 de junio.
Cuando baje la espuma (porque siempre
desciende).
Enciérrate este ahora en el recuerdo,
no señales el día.
Para olvidar no hay fechas.
Escríbele postales al entonces.
En alguna ventana
se quedará tu mano alcanzándome estrellas.

No sé por qué me afano en cosas del futuro
cuando puedo mirarte y saber de tus ojos.
Qué cerca por tus sienes al latir de tu sangre,
al instante infinito que perdura en el beso.

Quisiera preguntarle a todas las semanas
dónde estabas oculto sin domingos ni lunes,
mientras yo caminaba ya por sueños de ahora.

A veces cambia todo al volver una esquina.

Levantaré la copa mirando hacia la tarde.
Te quedará mi gesto bajo la luz tranquila
con músicas lejanas y renovadas lunas.