No entre las flores, no, señor don Diego,
De vuestros años, áspid duerma breve
El ocio, salamandria más de nieve
Que el vigilante estudio lo es de fuego:
De cuantas os clavó flechas el ciego,
A la que dulce más la sangre os bebe
Hurtadle un rato alguna pluma leve,
Que el aire vago solicite luego.
Quejáos, señor, o celebrad con ella
Del desdén, el favor de vuestra dama,
Sirena dulce si no esfinge bella.
Escribid, que a más gloria Apolo os llama:
Del cielo la haréis tercero estrella,
Y vuestra pluma vuelo de la Fama.