A la búsqueda incesante
Cresta de la ola.
Caes con vértigo feroz
en playas anónimas
de atardeceres calmos.
Mueres mar en la orilla,
y a tu antojo
te desperezas,
te desatas fuerte,
te contraes,
te esfumas.
Llevas a tu encuentro
pasados que no fueron,
crepúsculos de luz mortecina
que alumbraron lujuriosos placeres
y enardecieron profundos dolores.
Cresta de la ola
de este río como mar…
Hoy caes con vértigo
en mi playa.
Estás buscando
más que nunca,
empecinada,
quebrarte en mis pies,
igual que aquel
que quiso morir
por un amor prohibido.
Y buscas tus playas.
Y él busca las suyas.
Persistes en tu loca tenacidad
igual que aquel,
que aún hoy
sigue buscando.
Espera. Insiste.
Quizás, algún día,
puedan morir
los dos,
junto a la orilla,
cuando yo esté contigo.