Oh tú, que en las sublimes aulas de oro
de reyes vives, huye, y escarmienta
del que a nado escapó de la tormenta,
echando al mar riquezas y tesoro.
Y cuando la Fortuna en su alto coro
vieres que el rostro alegre te presenta,
teme de Amor la rigurosa cuenta,
como tragedia que provoca a lloro.
¿Qué piensas que has de hallar firme y estable
donde están en sus tronos la mentira,
la lisonja, el engaño y la mudanza?
Huye de tu rüina lamentable,
que el cielo sólo arroja rayos de ira
a los que en él no ponen su esperanza.