Estás hecha, mujer, para evocada
contra el nocturno ébano bruñido:
eres como un jazmín humedecido,
eres como una valva nacarada.
Incitante frescor de agua salada
engólfase en tu nuca, estremecido;
tienes los ojos de un color perdido,
tu boca como el mar es ondulada
y un alga de oro finge tu melena.
Yo soy ése que está sobre la arena,
tú eres así como una mar tendida,
me salpicas de azul de vez en cuando
e indiferente huyes y jugando…
Y así pasan los años y la vida.