Agua de José Manuel Arango

Después pusieron al ahogado en la arena,
de espalda sobre la arena blanca,
de cara al cielo.

Apretaba el puño cerrado,
como si trajera del agua
algo: una concha, un hueso
de pez—

La boca comenzaba a desleírse
en una mueca
y tenía lodo en los dientes,
en el cabello endurecido.

Lodo en las uñas:
había manoteado en el lodo.