Amor, en un incendio no acabado
ardí del fuego tuyo, en la florida
sazón y alegre de mi dulce vida,
todo en tu viva imagen transformado.
Y ahora, oh vano error, en este estado,
no con llama en cenizas escondida,
mas descubierta, clara y encendida,
pierdo en ti lo mejor de mi cuidado.
No más, baste, cruel, ya en tantos años
rendido haber al yugo el cuello yerto,
y haber visto en el fin tu desvarío.
Abra la luz la niebla a tus engaños,
antes que el lazo rompa el tiempo y muerto
sea el fuego del tardo hielo mío.