Apenas te veo, o antes de verte,
en lo mínimo del encuentro,
ya presiento que lo que nos rodea
es nuestra trampa,
que el cielo tiembla.
Pero nos salvamos, amorosos, de lo negro.
Nos salvamos de esa penumbra de teatros
que otros llaman mundo
y nosotros llamamos cosa, disparidad, tontería.