A ti vuelvo y en ti buscando aliento;
-Isla del sol- o de mí noche de estrellas,
si heridas me restañas y alma sellas
es techo y heredad, tu sentimiento.
Un átomo de amor en las centellas,
o la virtud más dulce, yo presiento:
diosecillo de luz, mi pensamiento
en ti árbol grabó, sus tiernas huellas.
Te leo entre anaqueles de la Historia
-y aquella bronca paria- en la memoria
en la corteza afirma una exicstencia.
de los mutables ciclos por escalas
que un dios y el tiempo entre sus verdes galas,
¡dio el palpitante origen de su Ciencia…!