Azul es mi color, después de todo
el rojo sólo era otro disfraz.
Pijamas, camisetas, guantes, gorros…,
si había que escoger, yo siempre rojo,
sabía que mi hermana era el azul.
¿Cuándo empecé a creer que me gustaba,
que no había una posibilidad
siquiera de cambiar esa elección?
¿cuándo empecé a intuir que mi destino
era rojo también y sin remedio?
Y ¿cuándo finalmente descubrí
que era sólo una farsa, una función
de teatro con un único actor?
Azul es mi color y así lo siento.
Azul fue mi color todo este tiempo,
que ya bajé el telón, de un rojo púrpura
precioso, irrepetible
profundamente humano como yo.