Atardece y aún no aprendo
a leerme en la palma de mi mano
en las venas de una hoja de azucena
en el terciopelo botón de lima
Cuándo entenderé
la palabra de los mares
su mensaje evangélico
el misterioso rito
que hace al tiempo detenerse
y contemplarnos
Sigue la tarde en su tarde
mientras pienso
entre insistentes mosquitos
en un sinfín de pájaros