Dejamos una vida cada noche
al borde de la cama
En las ropas
sacudimos con fuerza
el polvo del fracaso
No desnudos del todo
en las cobijas prendemos
un trozo de mañana
para soñarlo muy dentro
de ese par de zapatos
Poemas de Lucero Alanís de Gurrola
Extravió el ángel su arca
en una botella
una botella guarda muchas vidas
en su mar de arena
moluscos remotos
que escriben historias
en caminos de sal
sal en grano de ella misma
que adormecen en sus cristales
al hombre sin memoria
hombre hecho hombra
de su costilla mujer
maldecida por el ángel
que su arca extravió
Atardece y aún no aprendo
a leerme en la palma de mi mano
en las venas de una hoja de azucena
en el terciopelo botón de lima
Cuándo entenderé
la palabra de los mares
su mensaje evangélico
el misterioso rito
que hace al tiempo detenerse
y contemplarnos
Sigue la tarde en su tarde
mientras pienso
entre insistentes mosquitos
en un sinfín de pájaros
Como lánguidas banderas
adornan el callejón
Teñidas de opaco encubren
sus colores
secretos
de hombre y mujer
Sábanas que ella lavó
con tanto olvido
pequeños trozos de infante
No tan lejos
unen
las casas vecinas
cuelgan
disimulados cordones
La ropa entristece
en espera
de un mejor sol
El fin es el lugar del que partimos
T.S. Eliot
De la mano de un dios
asistimos a nuestro propio parto
en la cuna luminosa del sepulcro
Por el azul las aves
ofrendarán los cirios
en permuta de carroña
y desde el coro de plañideras
el bautismo del sobreviviente
Tan pocas sombras para maldecirnos
tan frágil nuestro asombro
Desdoblo las esquinas
quiero borrar
esas marcas de papel
que la oscuridad pierda tus palabras
con las calles de cada renglón
circulan por mis ojos
adioses y regresos
formando nudos en las arterias
todos los mañanas están presentes
sus esquinas
dobladas en mi espera
Quizás nunca sepamos
el nombre de aquel perro
ni a dónde dirige sus ojos
Quizás el cansancio de sol
duela más hondo en la sedienta boca
que en las cadenas
Quizás el bastón del hombre
guíe al perro ciego
La casa va callando lentamente
en bostezos se reclina
al abrigo de lunas
con las risas en silencio
Sus muros observan mis pasos
por el sueño
hago mías las horas de otros
en sigilo
converso con sus hadas y dragones
bajo llave
La penumbra en los muebles advierte
-nadie hay están todos
brotan del cuento escondido
en los gansos de una almohada
Duerme la casa en sus personajes
a la espera del alba
el fin de mi vela
Escondida en tus cabellos
de lavanda y tabaco
quiero pensarte como una alondra
un pavo real
que me corona
fugaz el sabor de tu lengua
amargo chocolate
muerdo tu respiración
en palpitar de sábanas vírgenes
cómo caminar sin tus pasos
o mendigar tres lágrimas bajo la furia del sol
estoy en ti
aunque no lo sepas
desde antes
cuando tal vez creías que la mejor de tus canicas
era el mundo
y tú el príncipe el tirano el presidente
pero en tu soledad
me soñabas
donde el mar termina
donde el infinito ha marcado sus límites
Estos caminos han extraviado
su mapa
las venas de los hemisferios
agotaron su cauce
abiertos los montes
sus entrañas sangran
irrumpen los tumores de piedras
entre el magma que aborta
y se dirige a los espejos
de ojos invisibles
y volveré entre los humos
—del mapa que fue
antes de mi extravío
Hay pajas tan secas
que esperan un grito para arder
grito que enciende
la interna explosión de ansiedad
nadie ha cuidado de su sed
no hay suficiente agua
para entender
su fuego
Llevas un impulso irresistible
de apagar la noche
cerrados los ojos a los recuerdos
te ocultas en tu cobija
blindada
para rayos equis
en el escalofrío del malsueño
vuelve a encenderse la luna
noche a noche
—de la suma que queda—
has de continuar en el intento
Mitad es un todo
A ella se adhieren como última salvavidas última salvalmas
Imploran permanencia en un mundo que se ha tornado líquido
náufrago en la saliva lacrimoso brota la sangre en el sudor
por todas las cavernas de esos cuerpos malditos
A su belleza acuden como virgen en sus magias
senos propicios para una y un millón de locuras
vientre seductor de tantos colores que llama a dulce canto
-quién supiera de nobles suicidios
Continuo el vaivén de mediavida y náusea
de golpe regala a los hombres visión del medio pez
el profundo de escamas que es timonel y dios
Después de las doce aún está mi noche de ahora
también el ayer
Hablo a dos tiempos de planes y recuerdos
con mi reloj personal
el que se aleja
de la reglamentaria medición
y escribe poemas en mi almohada
La confusión magnífica
transforma cuentos reales tragedias
en historias
para otro amanece
Al entrar al templo está el agua
salvadora de pecados
fuente de perdón
Más allá el asombro de una virgen
también bendita
quisiera redimir a todas
las mujeres
Bajan los santos y mártires
en los cirios que prometen
azucenas a las niñas
Tengo miedo a los pordioseros
me persiguen hasta mi cuarto
hasta la oscuridad de la conciencia
Llegan a mí como espectros por la noche
con sus ojos que son monedas
que son mendrugos escasos que ofrecí
Y sin piernas el alma se arrastra
demanda atención
a esa hambre que no conocemos
la que no necesita solo monedas o pan
En mis muertes diarias está mi padre
me observa con esa incertidumbre
que obliga a decidir
Mi padre nunca tuvo un cristo en su alcoba
ni un caballo para su fuga
Hubo de partir muy lento
y en segunda clase
Sé que hubiera preferido un mate del pastor
-en el tablero en desorden
aquellos días de inexistentes adversarios
Un cristo me sueña desde la pared
y apenas veo el retrato de mi padre
en la simetría del juego
En Gualbet amanece tarde
casi siempre
el pan de olor llega después
del silencio de sus barcos
En sudor de pescado
el hombre
ante la cantina
tan poco para celebrar
en las copas solitarias
encuentra dormida su puerta
El sinfín de olas se precipita
por el deseo de mujer
alborotadas gaviotas
entre los cadáveres del muelle
Bañado de sed insaciable
por los callejones hurga
mendrugos de amor
de vino
En las lágrimas del mercado
una muchacha ha perdido
el bolso
la vida
La inmensidad, la sed
es la memoria.
Luis Armenta Malpica
Ya no juegan a ser
los dioses de la lluvia
piedras y varas
en abandono
Niños que añoran beber los quásares
llevan en sus cactos las grietas
del esfumado camino
No duele más la sombra del otro
que se va y sigue
yéndose
Enmudecen las plegarias a una virgen
día a día a día
con la infancia tan seca
en su regazo
La luz en mi piel se torna oscura
en los himnos del verano
como fruta de mares
Suda bajo el hervor del abrazo
del tiempo que sobre mí palpita
que no acepta resistencia
y me consume
El placer de las cerezas pinta la luz
para que brote de esta piel
lo que ninguno sabe
A veces he sido piel
y a veces también lo que contiene
Un exótico lugar
—vacío de mí—
alberga tu equipaje
tal vez dances con la fortuna
mujer
que se asoma
pero no se entrega
pensarás que todo lo tienes
hasta que rendido
en la intimidad de la trasnoche
naufragues en la almohada
y la sed de tus ojos
sepa que aún estoy
Y el reptil era mujer
contra la mujer vive
en el espejo de mundos
donde la que se ve
es la misma que se niega
su lengua enrosca
masculinas formas
en adormecida voluntad
acecha tras el árbol
a otras hembras
hasta alejarlas
de sus adanes devaluados