Canto XXXIII El ocaso de la luna de Giacomo Leopardi

Como en noche callada,
sobre el campo argentado y la laguna,
donde aletea el céfiro
y mil aspectos vagos
y objetos engañosos
fingen lejanas sombras
en las ondas tranquilas,
en setos, lomas, villas y ramajes,
junto al confín del cielo,
tras de los Alpes o del Apenino
o del Tirreno en lo hondo,
cae la luna, y el mundo palidece;
las sombras huyen, y una
oscuridad envuelve monte y valle;
ciega la noche queda,
y, cantando con triste melodía,
la última luz del fugitivo astro
que fué su guía hasta ahora
saluda el carretero en su camino,

así también se aleja
y la vida abandona
la juventud. En fuga
van sombras y ficciones
de agradables engaños; se disipa
la lejana esperanza
en que mortal Natura se sustenta.
Abandonada, oscura
queda la vida. En ella la mirada
pone en vano el confuso caminante,
en busca de un sendero que le lleve
a una meta; y comprende
que en la mansión humana
en un extraño ya se ha convertido.

Harto alegre y dichosa
nuestra mísera suerte
pareciera, si el juvenil estado,
en donde un goce es fruto de mil penas.
durase todo el curso de la vida.
Dulcísimo decreto
el que a todo animal condena a muerte,
si en medio del camino
no surgiesen dolores
aun más terribles que la muerte misma.
De mentes inmortales
hallazgo digno, extremo
de todo mal, fué para los eternos
la vejez, donde se halla
intacta el ansia, la esperanza extinta,
secas las fuentes del placer, las penas
So mayores siempre, sin hallar ventura.

Llanuras y colinas,
caído el esplendor que al occidente
el velo de la noche plateaba,
huérfanas largo tiempo
no quedaréis, que por el otro lado
pronto veréis el cielo
de nuevo clarear, surgir la aurora,
y el sol apareciendo detrás de ella
y fulgurando en torno
con poderosos rayos,
de lúcidos torrentes
os bañará, ya los etéreos campos.
Mas la vida mortal, cuando se extingue
la hermosa juventud, no se ilumina
jamás con otras luces ni otra aurora.
Viuda será hasta el fin; oscura noche
que a las otras edades
marcan los dioses como sepulturas.

Versión de Diego Navarro