Carpe diem de Arturo Carrera

sólo el misterio busca compañía.
Busca. su alianza cruel con la ignorancia real
del deseo,
y de las cosas que por únicas
repite el carpe diem del deseo,
yo hablé
yo soñé
algo que no quiere adherirse
ni al secreto de sí mismo,
ni a la comparación que se rehúsa a cada forma todavía
Cree que el bigote del gato egipcio
es la comparación.
sus bigotes de alcanfor que saben del equilibrio
más que su distante armonía.
Cuando yo balbucía y eras un hombre más pequeño,
tu voz más disonante más fiel a su secreto,
y la alegría de las formas se ofrecía a su indistinción.
Pero líbrame de las injurias fáciles,
de los fáciles fantasmas que confunden todavía
mi inocencia con mi frivolidad,
mi sexualidad ambigua y contenida
con un modo excesivo del impudor.
.descontentos con mi apuesta a volver
al murmullo de las ranas, a querer oír otra vez
el impulso de las ranas en su verdad,
en su mensaje de reclamo al viento,
a la insinuación.
Y que me libere de los que descreen
de mi creencia en ese grillo, en ese bazar,
abierto no sobre el lenguaje sino
sobre su vestigio en mí.
Que el deseo de los cuerpos hermosos
entrevistos en la calle Stegmann
no se duerma todavía,
ni el derecho a la blasfemia incoherente
amenaza indecente a quienes miran.
Al misterio.
Otra vez al misterio
de la dolorosa insistencia
del misterio.
Inocente

carpe diem