Y ENTONCES NOSOTROS, LOS VILES

Y entonces nosotros, los viles
que amábamos la noche
murmurante, las casas,
los senderos del río,
las sucias luces rojas
de esos lugares, el dolor
silencioso y mitigado
—arrancamos la mano
de la viva cadena
y callamos, mas el corazón
sobresaltó nuestra sangre,
terminó la dulzura,
se acabó el abandono
en el sendero del río—
ya no siervos, supimos
estar solos y vivos.

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DISCIPLINA

Los trabajos comienzan al alba. Pero nosotros comenzamos
un poco antes del alba a encontrarnos a nosotros mismos
en la gente que va por la calle. Cada uno recuerda
que está solo y tiene sueño, descubriendo los raros
transeúntes – cada cual fantaseando a solas,
porque sabe que al alba abrirá bien los ojos.

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CREACIÓN

Estoy vivo y he sorprendido las estrellas en el alba.
Mi compañera continúa durmiendo y lo ignora.
Mis compañeros duermen todos. La clara jornada
se me revela más limpia que los rostros aletargados.

A distancia, pasa un viejo, camino del trabajo
o a gozar la mañana.

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