Para Lucienne
Ojalá te hubieras llamado Luciana como quien dice luciérnaga o luz de ciénaga
Ojalá te hubieras venido a América
Comeríamos una choucroute au champagne cada lustro
Y entre semana guiso y puchero
cartas de amigos y facturas de electricidad
pero no llegamos a nada mi amor
Tus poemas todavía me llenan de pesadumbre
tus sostenes con las cintas ajadas aparecen en mis maletas
Y no termina de salir el sol en Green Hill con aquel polizonte de la madrugada
Esto ocurrió hace mucho tiempo
antes de que enmudecieras mon petit singe
cuando yo te compraba naranjas en el Soho
curries en Hampstead
y alquilábamos dos sillas bajo los castaños por cuarenta francos
porque tú eras mi mujer