Se disfraza de mujer con misteriosa habilidad pero es un robot de la peor especie.
Lo adviertes cuando se acomoda los rizos con tubos de cartón tripas de rollo de papel toilette.
Si se traba chirría y hasta que no le quitas de la máquina el cuerpo extraño no vuelve a sus modales de ameba servicial.
Se sabe que cultiva lábiles intenciones contra cualquier sistema y eso le proporciona su ternura de rosada mucosa que no permite escapatoria.
Si la amas chapúzala en la vida para verla alborotar peinarse y arrojarse como un calamar herido por sobre casi todo lo que existe.