a Marta
I
Ahora me pregunto qué sería de aquel fuego
y de su noche, la ceniza.
II
El fuego es dios de nada, dijo el poeta, es nada
aunque a veces sople por las chimeneas
un aire alemán.
III
Ahora me pregunto qué fue de aquellos fuegos
y de su norte, la ceniza.
IV
El fuego es dios de nada -dijo el poeta- es nada
y jamás se controla por educación
o cualquier otra
sino que obra
y porfía.
V
Ahora me pregunto que será de aquel fuego
y su sepulcro, la ceniza.