San Salvador:
un tren
sobre los guijarros de la noche
Vagones apestados de mendigos
Avenidas de Dante y Diosmeguarde
San Salvador no tiene nombre propio:
se llama miseluz guarhumo puñaluna
Un fósforo se enciende
y brillan las heridas
San Salvador ya no echa de menos a la lluvia
Se convirtió en maroma que observamos
con la boca redonda
de sorpresa
y de hambre