Como un rumor de aguas, la voz oí diciendo:
«No te estés quieta ahí, por algo toma parte.
Ni fría ni caliente, tal irás feneciendo.
Según sean tus obras, así habremos de darte.
»Ten prendida tu lámpara la lámpara de fuego
pues que ya llega el tiempo y tu día es ahora.
El que tiene la hoz, El que dice: Yo siego,
dirá en cualquier momento que ha llegado tu hora.
»Conozco tus trabajos y también tu paciencia,
mas tengo contra ti ese dejarse estar.
Arrepiéntete y vuelve a la obra emprendida,
que si no vendré a ti por tu desobediencia
para, tu candelero, remover del lugar.
Si vences, comerás del árbol de la vida.»