Con esta brida me despojas
de más de en cuanto creo,
me seduces
y rompes para siempre en dos mitades.
Callas con cuanto sé,
con cuanto sé destruyes mi certeza
y parte alguna de mi casa queda a salvo
de este tiempo de ruido,
columnario de dios,
tormenta dulce.
Tan sólo tarayal,
que no olmeda me contiene.
Astucias de aire fijo ni refugio
servirán
para fingir sabiduría.
Voy sólo serpiente ciega
que sospecha otro limbo,
calle rota
con que salir a pedir consejo y nombres
cuando suenas proximidad,
celada,
y vuelves victorioso
aunque sé acaso
que un tiempo inadivinable
tira de mí
como una lágrima salvadora.