Crecen violetas en el ático de María Eugenia Caseiro

Viajo al corazón
en la oscura membrana de la noche
dejando algunas cosas sin nombrar.

Pulso el botón que enciende las arañas
y allí están:
crecen violetas en el ático.

Viven en el frío del pasado
tras el marco
donde mueren las palabras,
en los dedos de la otra,
la que se sienta a bordar el fuego
bajo una franja de sol
y me intuye en esta brevedad
de no ser yo
en mi dulce vacío
contemplándola.

Las violetas escondidas de la lluvia
crecen en el ático
hasta quedar a salvo de las murmuraciones.