De «Hacia lo abierto» de Goya Gutiérrez

Con todos sus ojos ve la criatura lo abierto.
Porque cerca de la muerte uno ya no ve la muerte
y mira hacia fuera fijamente, tal vez con amplia mirada de animal.
Rainier Maria Rilke

Tierra o existencia 1ª parte

De su revelación (Fragmento)

I
Ojalá sabiéndome vivir pudiera
Abrir mi corazón como granada
Reintegrar a la tierra al agua al aire al fuego
esa semilla que a ti y a mí nos fue otorgada
y al espacio del continuo fluir pertenece

No temer a la muerte sí a los dioses
impuestos y palpables
Pensar que de nosotros se alzará una energía
consecuencia final de todo lo vivido
que podrá o no enlazar sus manos:

al finito eslabón
sin principio ni fin del Universo

II
¿Por qué sufres entonces
tiñendo de veneno tus latidos?

Por qué nunca aprendemos
a no sentir el peso de nuestra exigüidad
Quizás es que en el fondo nos sabemos
tan leves como plumas
subyugadas a la fuerza del viento

Y cubriendo con guantes nuestras manos
vamos echando lastre
de todo lo celeste y lo terreno
que atrae al interior del horno inmenso
nuestro cuerpo y espíritu imanados
Hacia el mundo candente y mineral:

licuar transformador universal
de los metales

IX
Y tú poeta intentando avanzar
por las espesas arenas del desierto
nómada develándote en éxodo continuo
hacia la sed de hacerse fuente y de brotar
mujer hombre persona

Árbol diseminado por algún espejismo:
silente observador que a nuestro errar asiste

Él como tú permanece
mientras una retina los absorba
y aquel pliegue de las ramas internas guarde
esa leve hendidura de alguno de ambos pasos
o un fulgor entreabriendo una palabra tuya

Ni él ni tú pueden salvar a nadie
ni esperar salvación:

aunque las manos de sus brazos secos
parece que quisieran rasgar el firmamento

* * * * *

Agua o sueño 2ª parte

Invitación al viaje (Fragmento)

III
Se ha levantado el día con su sol
Su luz es la muralla el límite
de algo paradisíaco surgido y eclipsado
por los lomos antiguos sin ninguna inscripción
En esos anaqueles de la gran Biblioteca
de ensueños de la noche

La luz nos ha expulsado y nos regresa
a ambos rostros de carne
Un reflejo ha encendido el fulgor
de un relámpago en alguna caverna
de nuestro delicado corazón
Y al instante se ha ahogado
en un inmenso mar de claridad
Nuestra contemplación comprometida
amable hace anodinos nuestros rasgos
Quizás jamás volveremos a estar
tan cerca frente a frente
Nos cubrimos con el habitual velo de lo extraño
sin saber lo que fue
Sabiendo lo que podría haber llegado a ser
El ritmo se aminora se agudiza el silbato
Te apearás después de que nuestras miradas
quisieran con sus pequeños rayos develar
y hacer suya
esa sustancia ambigua fugitiva inabarcable
que alguien nos dio a beber desde lo oculto

* * * * *

Aire o despertar 3ª parte

Que nadie intenta poseer (Fragmento)

V
El éxito consiste en ese sigiloso oteo
zafándose acechando
El éxito es la destreza del guepardo
La articulada esbeltez de los rayos sus músculos
La certeza del salto que cree en su valía
por fin sobre la presa

Pero tampoco la justicia existe
en la Naturaleza
Y como en el mundo de los humanos
en la cima más alta
los cien ojos observan
el diligente trabajo silenciado
por un vuelo de negros alerones

Ocupación del aire hacia la tierra
a favor de otra pluma de otro estómago
Majestuosas alas guardianas de la esfera
de nuevo han descendido
hasta las mismas vísceras

VI
Nunca antes había visto un azul
jaspeado de blancas y grises gaviotas
como aquél asomado al Atlántico

Un azul como un ancho silencio
Atracado en el puerto
Encarnado en los rostros marcados
cuyas miradas dicen que nada han de esperar
viendo llegar las barcas
Ahora todos convergen en el sabor intenso
de la sal en el aire
– el viejo deseo de un pasado-
Flota libre el frescor de la sangre
como savia y ceniza en lento vuelo
la vejez de la sabiduría

La ganancia quizás de estar
desaprendiendo ya la muerte
esa quietud abandonada
perdurable
en la memoria de la palabra
a la que todo arriba
que nadie intenta poseer

* * * * *

Fuego e inicio 4ª parte

Quizá nuestro adentro esté ya afuera (Fragmento)

I
Quizá en su principio fue la oscuridad
en el silencio de un color
sin nombre

La oquedad absorbiendo
Un gran vientre pletórico
que al quebrar sus confines
dilatando se abrió

Y fue un gran estallido
el que hizo surgir
del último estertor: la llama
Un grito desgarrado: la vida

Desde dentro hacia afuera
Desde fuera hacia adentro