Leo filosofía,
un pavo disecado,
la enfermedad de lujo,
teorizante con un chorro de ron,
vanidad con una gota de nata,
el gusto una lengua gorda.
¿Qué es verdad de toda esta
bien revuelta prueba rociada con salsa?
No superas la estructura,
no pasarás de unos ismos;
en mi cinturón, diez cabecitas
del tamaño de un puño.
Sal al mundo, hombre.
Con un paso estoy
entre las amapolas
y de rojo encendido florezco
hasta el fin de todos mis tiempos
en este único instante en Rijmenam
y nunca nunca nunca
después.