El corazón es una larga enmienda
de un texto que nadie conoce,
cuyo sentido la semántica ignora
y cuyos signos nadie ha codificado.
Pero si el corazón no enmendara ese texto
como un ciego corrigiendo el abismo,
la vida se caería en pedazos
como un sueño sobrante y desechable.
Hasta cabría sospechar
que la enmienda es el texto.