Éste es, amigos, mi departamento:
tres piezas, dependencias y pileta.
Tendremos que vivir a la jineta
yo, la mujer y el hijo turbulento.
Casi no se ve el sol, no se oye el viento,
no hay donde cultivar una violeta;
los pasos quedos y la voz discreta,
no se enoje un vecino soñoliento.
Diez pisos se alzan sobre mi cabeza,
sobre mi actividad o mi flaqueza
gravita, hierro y piedra, un mundo entero.
Nadie sabrá mi risa ni mi llanto…
¡Cuán grande deberá de ser mi canto
para llenar de luz este agujero!