Como el penitente
que masca su cigarro amargo e íntimo
voy por estas calles
en estos transportes colectivos
cruzando estos desolados parques,
las fechas no tienen importancia
hoy es otro día y el sol no da espera,
hay que salir y ver recorrer los rebaños…,
como una fiera
acecho a la sombra de sus rituales fabriles.
De vez en cuando
un golpe fuerte y ágil para saciar mis apetitos.
Y de nuevo me interno en el bosque
hasta mi burbuja acerada de flautista solitario
Y desde allí hago música en la alta noche
Cuando las fieras cantan y comprenden mi extraña tonada.