El extranjero (Yo no vine a llevarme nada)

Yo no vine a llevarme nada.
Soy turista de paso
sin cámara, sin mapa, sin equipaje,
que sufre con fastidio vuestras aduanas morales
pero que mete onírica de contrabando
al país de los mercaderes y las efigies.
Porque no soy el enviado
el recomendado,
el postulado,
el indicado,
el supremo…
Tan solo soy un exiliado del camino del opio
que tiene por estigma una flor en el desierto de su frente.

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American dreams

(una historia verdadera)

Cuando nos pasamos por vez primera
Nos pareció un poco grande. No, hay que decirlo, muy grande…
Era en realidad un aparta-estudio pequeñito,
de cincuenta metros cuadrados y dijimos,…no tenemos nada, solo un colchón
y dos maletas viejas, pero nos amábamos y eso era suficiente.

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Como en una ciudad

Como en una ciudad
donde los poetas bohemios
saliesen a comprar mandarinas y manzanas
después de la borrachera,
con el sol rompiendo tímidamente el frío del invierno,
fumándose el último cigarrillo del gabán negro.
Con sus bufandas
sobre los cuellos calientes y sudorosos de caballos empapados de bruma,
pensando en despedirse para siempre de la noche,
la de los labios rojos con pinturas acrílicas y fosforescentes,
la de las medias negras
de seda china,
falda de Bangladesh y pequeño tatuaje sobre el lomo elástico de la perra asiria.

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De los regresos al jardín de las delicias

Yo iba orinando
contra los tótems místicos que abundan en el cosmos.
Huyendo de un pastor de lobos
que anhelaba con frenesí
mi piel de león en la pradera de la galaxia.
Escondiéndome en el hedor de las cantinas religiosas
en donde el vino era santificado
y todos los feligreses tenían los ojos rojos de la felicidad
como tus ojos rojos de luna enferma
y tenían tu almizcle de zorra
bajo las ojeras de la media noche.

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Diario Urbano

Como el penitente
que masca su cigarro amargo e íntimo
voy por estas calles
en estos transportes colectivos
cruzando estos desolados parques,
las fechas no tienen importancia
hoy es otro día y el sol no da espera,
hay que salir y ver recorrer los rebaños…,
como una fiera
acecho a la sombra de sus rituales fabriles.

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Grande y oblicua la corazonada

Grande y oblicua la corazonada,
una flecha de basalto que se encarna
sobre la floreciente plenitud del silencio.
Cuchillada de ceniza
en la cara de una ciudad que se va diluyendo,
adentro, en su bruma de invierno.
Solo queda la huella de la mano que arañaba contra el cristal empañado,
la herida negra que no duele,
adentro sí, y abajo, …solo un poco de frío
en el prepucio del alma.

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La carta a Franz Kafka

Franz:
Sé que no es tiempo de escribir cartas,
afuera llueve
y el papel con sus carteros
se ha desleído una mancha gris como una tarde en el invierno de Praga.

Los hombres
hacen fogatas en los andenes de los almacenes
debajo de las vitrinas
en donde hermosas mujeres de plástico mueren de tristeza.

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Los oficios del poeta

??Los poetas deberían casarse con mujeres delicadas para los menesteres olímpicos del lecho
fuertes y sabias en los oficios culinarios??,
dijo un bardo cuyo nombre no recuerdo
y es verdad, porque los poetas hechos de pintura, de barro o tinta
trabajan hasta tarde, casi no duermen en las acostumbradas horas, y por las mañanas siempre sueñan.

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Marinero de piedra

Animal de piedra me miro.
Animal de piedra me mira
desde un espejo rayado
por la luz de una mañana porteña.
Agua fría dentro de las manos
Áspera la barba, dura la sonrisa.
En el espejo de la pensión
veo al viejo animal de piedra
que acaba de bajar del insomnio
de la piel de mulata de treinta dólares
del sudor, escozor y cigarrillo muerto.

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Visita del viernes

Yo me quedé así recostado dejando que el tinto resbalara garganta abajo, buscando el estómago frío. Claro, no lo niego, también eran ganas de radio bemba, del chisme, del correveidile, de saber adónde se había ido la muchacha de la falda de flores, la muy espigada y siempre en flor, cosechera de la primavera del valle.

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