DIOS ME SALVA de Marilina Rébora

Ya no sé qué pensar de mi propia existencia,
aun si he de poder soportar esta vida,
que en viéndome al espejo descubro en tal presencia
un ser a todo hostil que extraño me intimida.

Deslízanse las horas fuera de mi conciencia;
todo se me aparece como cruel despedida
por no sé qué catástrofe de fatal evidencia
y adolezco de idea, de noción y medida.

Sólo en el pensamiento, Dios al cabo me salva;
que si por El no fuera, torpe sucumbiría,
al no importarme noche, crepúsculo ni alba.
Menester es llevar a término el destino
y —con Dios en la mente como único guía—
hacer, la cruz a cuestas, el humano camino.