Los dioses son estatuas de humo y viento
que se tuercen, alargan,
y se cambian de ser
como cambian de blusa las muchachas.
Alguna vez usaron cuernos, luego
se envolvieron en carne de montaña,
aprendieron a usar huesos de hombre
y se vistieron una barba blanca.
Una noche compraron zapatillas
y perdieron sus prístinas sandalias.
Y un día cualquiera rodearán la tierra
charlando amables con los cosmonautas.