Coreografía

Para mí amigo Carlos Cortés

En fin
que no he vivido nada.
No sé qué cosa es una guerra
y tengo como prisión al cuerpo
y alma como campo de batalla.

Me debato entre la duda
de reflexionar o fluir;
esto es situarse en el palco de los espectadores,
o estar
en cada íntimo instante del milagro.

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El ojo de la aguja

VII
Al amor llegué con un grito de seda
y puse las dos mejillas,
el cuerpo y la conciencia.

Nada quedó de mí,
ni siquiera una carta,
ni siquiera un espejo en donde reconocerme.
Mas aprendí a pasar
por el ojo de la aguja,
es decir a perdonar sinceramente.

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Jaguar de agua

Yo canto porque no puedo eludir la muerte,
porque le tengo miedo, porque el dolor me mata.
La quiero ya como se quiere el amor mismo.
Su terror necesito, su hueso mondo y su misterio.
Lleno del fervor de la manzana y su corrosiva fragancia,
lujurioso como un hombre que sólo una idea tiene,
angustiadamente carnal con la misma muerte devorante,
yo me consumo aullando la traición de los dioses.

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Toco la carta suavemente

XIV
Toco la carta suavemente. El mago murmura
algunas palabras que no entiendo. Dice que
la mujer del coche soy yo.

No puedo lanzarme desde aquí, aunque quisiera
tener el valor de hacerlo. Soy yo, la mujer,
esta criatura mágica que tira de las riendas
de este coche, sin haber descubierto nunca
quien las puso en mis manos.

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POEMA PRIMERO

Ven
Amado

Te probaré con alegría.
Tú soñarás conmigo esta noche.
Tu cuerpo acabará
donde comience para mí
la hora de tu fertilidad y tu agonía;
y porque somos llenos de congoja
mi amor por ti ha nacido con tu pecho,
es que te amo en principio por tu boca.

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POEMA TERCERO

Tus brazos
como blancos animales nocturnos
afluyen donde mi alma suavemente golpea.
A mi lado,
como un piano de plata profunda
parpadea tu voz,
sencilla como el mar cuando está solo
y organiza naufragios de peces y de vino
para la próxima estación del agua.

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SATCHMO LIROFORO

¿Te acuerdas, Louis Armstrong,
del día en que viajamos por un corredor de sonidos
que amábamos hasta la muerte?
¿Recuerdas la onomatopeya que no salió al paso
y que nos dio un trono de un solo golpe?
Parece mentira, Louis, amor mío,
que hayamos compartido tantas cosas,
tantas ramas
y tan gran número de espumas.

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Decime si la prisa

¿Decime
si la prisa es grito
que mata pájaros
con péndulos?
¿Decime
si la angustia es agobio
que acerca muertes
con taladros?
¿Decime
si elmiedo es oruga
que envuelve músculos
con tornillos?
¿Decime
si el amor es amargo
por el rato que retiene
y la vida que se lleva?

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Desde donde nace la voz (I)

Desde donde nace la voz,
la voz plena, sin ortografía ni sintaxis;
la voz plena, sin los etcéteras de la impotencia;
la voz plena, sin los énfasis angustiosos;
la voz plena, desnuda de síes y noes;
la voz plena, que sembramos sobre nuestras camas
cuando somos un solo ser solitario
y no cabría en el universo
nuestra conciencia enorme
de ser vivo y despierto.

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En esta tierra redonda y plana (XXXVIII)

Sólo las abadesas me acusaron
sólo ellas no creían
yo me encomendaba
día y noche
me encomendaba al viaje
a la rueda de la fortuna
al ruido del portazo
a la dulzura del tevayabien
a la desnudez del amor

sólo ellas
convento y rejas
rosario y corredores
eran las vigilantes
de quienes creen en amaneceres
nuevos amaneceres
con soles sonrientes
pintados por niños

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Y si pensar fuera suficiente

Y si pensar fuera suficiente
Pienso
a veces lloro río
Pienso
a veces siento no siento
Pienso
a veces nazco muero
Pienso
nunca es suficiente
Pienso
apenas comienzo
Pienso
soy casi sexo
Pienso
me encanto
Pienso
me desaparezco
porque si pensar supiera
me doblaría ausente
para desaparecer pensando
que un día fui pensamiento
de alguien que pensaba
y al pensar tal vez sentía
quizás insuficiente
inicio de un canto
que pensar es acto
de movilizar ausencias.

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Ya no sentís timbres

Ya no sentís timbres
escándalos de otras puertas
timideces de toses
tartamudeos de orgías.
Ya no sentís nada.
De silencios te has hecho
para presentir ajetreos
de porvenires duros.
Y cuando te digo
fiesta de momentos
alegrías eternas
te sumergís
en páginas de mañanas
para abrir tus ojos
tan brillantes
en este momento.

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DESVESTIDO

La noche, deseosa, apenumbrada,
te quitó sin pensar las zapatillas…
y -por sentirse blanca y alumbrada-
desnudó blancamente tus rodillas.

Luego -por diversión, sin decir nada-
la noche se llevó tu blusa larga
y te arrancó la falda ensimismada
como una cosa tímida y amarga.

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DIGO

El hombre no ha nacido
para tener las manos
amarradas al poste de los rezos.

Dios no quiere rodillas humilladas
en los templos,
sino piernas de fuego galopando,
manos acariciando las entrañas del hierro,
mentes pariendo brasas,
labios haciendo besos.

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