Dos mariposas blancas de Julia Otxoa

Aquella noche la abuela trajo dos mariposas blancas
y las colocó sobre los ojos del durmiente,
más tarde, cuando tras la cabeza de la luna
asomó frío el aullido del lobo,
los sueños de aquel hombre
que dormía bajo las mariposas,
nos ayudaron a crecer en la serenidad.