El aire de Mercedes Durand

El aire se alistó de marinero
con boina de muchacho vagabundo,
un barco lo condujo por el mundo
soplándole el blancor de su velero.

El aire se cansó de aventurero
y quiso conocer el mar fecundo,
un buzo le enseño de lo profundo
corales encendidos al viajero.

El aire se compró boina dorada
y fue por los jardines de la infancia
soltando su frescura oxigenada.

El aire, del jugar hizo bandera,
un juego alimentado en la fragancia
del yodo y la campiña volandera.