En el monte riqueño de la base a la cumbre,
las eurítmicas copas de las guavas se ven,
y debajo de ellas, cual soldados en filas,
los preciosos arbustos del precioso café.
Los arbustos florecen, y las albas corolas
a los ojos simulan del que ve el cafetal,
mariposas enfermas, si en el suelo han caído,
estrellitas de nieve, si en las ramas están.
Se hacen frutos las flores, y las bayas jugosas
a los ojos simulan del felíz labrador,
esmeraldas joyantes, las que verdes se encuentran,
y joyantes rubíes, las que están en sazón.
En el monte riqueño, de la base a la cumbre,
las eurítmicas copas de las guavas se ven,
y debajo de ellas, cual soldados en filas,
los preciosos arbustos del precioso café.
Es la tropa bizarra que se apresta a la lucha
para dar a Borinquen bienestar y esplendor,
escalando los muros de la gran fortaleza
donde el oro domina con su brillo de sol.